Golem: La Leyenda

Cast e info de: Golem: La Leyenda
Título Original: The Golem
Director:
Actores: Hani Furstenberg, Ishai Golan
País: Israel 2019
Género: Terror
Fecha de Estreno: 2019-07-26
Distribuidor: Gussi Cinema
Sinopsis
La historia se basa en un antiguo mito judío y en una antigua leyenda popular de Praga de El Golem, un ser creado de barro para proteger a los judíos, protagonista también del libro del austriaco Gustav Meyrink publicado en 1915. La película se sitúa en Lituania siglo XVII, Hanna vive en un pueblo judío donde son atacados con frecuencia por unos supersticiosos rusos que viven cerca de su aldea. Queriendo ayudar a su gente, Hanna hace un conjuro que ha aprendido en el libro de la Cabalá de su marido y crea un espíritu protector, un Golem, que se parece a su propio hijo muerto. Pero este ser es incapaz de distinguir el bien del mal. <h2>ORIGEN DE LA LEYENDA DEL GOLEM</h2> El Golem tiene su origen en el folklore medieval y la mitología judía. Es un ser que fue modelado en barro y que luego fue animado mágicamente por una palabra secreta que forma parte del mundo de la Cábala. El origen de la palabra proviene de la palabra "guélem" (גלם, gélem), materia. La leyenda por excelencia acerca del Golem lo relaciona con el rabino Yehuda Löw ben Becalel, que vivió en Praga a mediados del siglo XVI. Yehuda Löw era el hombre más sabio de todo el barrio judío de Praga. Como buen rabino conocía a la perfección el Talmud; pero dominaba también la Cábala, las Matemáticas y la Astronomía. Según cuenta la leyenda, poseía además grandes conocimientos mágicos, motivo por el cual el emperador Rodolfo II le apreciaba mucho. Un día, tal vez para probar los límites de su propio poder, el rabino Löw creó un servidor. Lo moldeó en arcilla con esmero, y, para darle vida, introdujo en su boca un trozo de pergamino con el nombre secreto de Dios grabado. En ese momento el Golem abrió los ojos y movió lentamente sus extremidades. El pétreo ser creado por el rabino tenía una fuerza inigualable, pero no poseía la capacidad de hablar y se comportaba más como un autómata que como un ser vivo. No comía, bebía ni dormía, pero realizaba duras tareas sin cansarse y obedecía todas las órdenes de su creador. Si alguien le hubiese preguntado al rabino Löw si el Golem tenía alma, tras meditar largo rato, habría respondido inquieto que probablemente no.